A los 70 años, cuando los pasos suelen hacerse lentos y las miradas vuelven hacia el pasado, él sigue avanzando. Su arma no es una espada, pero sí una pluma que forja historias, y su armadura es el amor por la escritura. Desde siempre, la literatura ha sido su fiel compañera, el latido que lo sostiene, incluso en los días más oscuros.
Fue en 2022 cuando el sueño que Tomás Bernal Benito guardaba en el corazón se hizo realidad. Publicó su primer libro, abriendo así una puerta que parecía inalcanzable. 13 Relatos Malditos, una obra que lo catapultó de las sombras del anonimato al reconocimiento. Ya no era solo el escritor del entorno cercano, sino una voz que resonaba más allá, con relatos que mantenían al lector en vilo, finales abiertos que dejaban el alma suspendida en la intriga. El tiempo y la vida lo habían probado, pero con actitud, paciencia y empatía hacia quienes lo leen, encontró su lugar entre los grandes.
Hoy, Tomás Bernal Benito es reconocido no solo por su pluma magistral, sino por su pasión innata por contar historias que huelen a suspense y emoción. Relatos como El Tísico o sus múltiples cuentos premiados lo han elevado al Olimpo de la novela negra. Cada línea que escribe tiene el peso de una vida vivida con intensidad, de una creatividad que nunca se agotó, ni siquiera cuando la enfermedad amenazó con apagar su llama. Pero, como un templario que nunca se rinde, volvió a levantarse. Y lo hizo con más fuerza, con más historias por contar.
Preside el Centro de Mayores de Montañana, un lugar donde no solo comparte su experiencia, sino que sigue forjando caminos nuevos. Fue allí donde creó el taller "Conocer Zaragoza Paso a Paso", que más tarde se convirtió en una charla de puertas abiertas, como abiertas son sus historias, para todo aquel que desee entrar en su mundo. No solo guía a otros a través de la historia de su ciudad, sino también a través del misterio de sus relatos.
Pero hay más en Tomás. En su bodega, como si de una catedral del tiempo se tratara, un belén perpetuo habita. Un Jerusalén que respira y vive en su rincón más preciado. La recreación de Petra, Egipto y el castillo de Loarre lo coronaron como ganador del primer premio en el concurso de belenes de Montañana en 2018. Su labor como belenista ha sido tan sobresaliente que, durante dos navidades consecutivas, la TV de Aragón acudió a su bodega para compartir con todos los aragoneses ese trozo de historia hecho arte.
Sin embargo, su verdadera fascinación comenzó cuando era niño, devorando los tebeos de El Guerrero del Antifaz y El Cruzado Negro. De ahí, su amor por los templarios fue creciendo, coleccionando libros, viendo películas y sumergiéndose en la historia. Con cada paso que daba, los templarios lo acompañaban, como sombras silenciosas, hasta que finalmente, en Caravaca de la Cruz, se cumplió otro de sus sueños: ser investido como templario. Renací con un nuevo nombre: Bernard, dice Tomás con orgullo. Como si esa investidura no solo le diera un título, sino un propósito renovado, una vida que aún tiene mucho por dar.
Hoy, escribe para dejar un legado. Su pasión no se apaga, ni se detiene. Cada relato es una semilla de eternidad, un eco que resuena en el tiempo, un recordatorio de que los sueños no tienen edad. Su vida, marcada por la escritura, los templarios y el amor por la historia, es la prueba viva de que, cuando la pasión te guía, el tiempo y las dificultades no son más que detalles en el camino.
Sigue escribiendo, Templario...
Sigue escribiendo, Maestro...
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